La nueva revolución digital:
de la internet del consumo a la internet de la producción
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) en el marco de la V Conferencia Ministerial
sobre Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe presentaron
un balance detallado en donde se maneja la economía mundial como equivalente de
la economía digital.
Los consumos digitales en los distintos escenarios:
manufactura avanzada, seguridad, educación y capacitación, tecnología de la salud,
transporte,…han demandado productos más sofisticados que equilibren
condiciones tan elementales como condiciones de acceso, velocidad y latencia. El despliegue y la incorporación de
las tecnologías digitales en la economías y sociedades de América Latina y el
Caribe, tal y como se reseña en el documento, es extraordinario. La masificación
y la competitividad propia de la revolución digital nos exigen desarrollar economías de red acordes a la madurez del
ecosistema digital de cada país.
Desde esta perspectiva, el avance de la
digitalización tal y como reporta McKinsey (2014) ha mejorado
significativamente los flujos económicos, desde plataformas globales de: comunicación,
información, entretenimiento e incluso de sistemas complejo de producción.
En la última década el uso de recursos digitales,
como tabletas y teléfonos inteligentes abruma a nuestras sociedades. CEPAL (2015)
reporta que el promedio de tiempo en línea de los usuarios en América Latina
supera las 22 horas al mes. Estos usuarios de la era digital en promedio
utilizan 60 aplicaciones, a través de: plataformas de comunicación (WhatsApp,
Skype…), redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter…), plataformas de búsqueda
(Google, Bing…), entre otras.
Es así, como CEPAL (2015) plantea una nueva
organización industrial. Esta nueva concepción productiva deja la mirada del
usuario como un simple consumidor de información, para transformarlo en un
activista de un mercado versátil cuya determinación está configurada por las
interrelaciones que emergen de nuevas generaciones.
Como síntesis, podemos afirmar que la actual
revolución industrial-digital además de flexibilizar y adaptar al usuario a nuevos sistemas de información,
lo conecta a todas las actividades económicas, de alcance global y/o nacional.
Un claro ejemplo de esto son las plataformas de comercio electrónico, las
cuales transforman continúa y sistemáticamente el flujo de bienes y servicios,
al reducir y equiparar los costos a escala mundial.
Con base a esta data, surgen las siguientes interrogantes
¿nuestros centros de educación formal están preparados para asumir este nuevo
modelo productivo?, ¿contamos con herramientas tecnológicas que garanticen la
efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje desde y para la globalidad?.
Creo que la respuesta no es, al menos en nuestro contexto inmediato, muy
favorable. Sin embargo, seguimos apostando a la inclusión y a la
diversificación del saber a través de las nuevas tecnologías de la información
y comunicación.
Referencias
CEPAL (2015). La nueva
revolución digital. De la Internet del consumo a la Internet de la producción.
Naciones Unidas, Chile, Julio, 2015. En línea:
http://www.antel.com.uy/wps/wcm/connect/ab01f180496e14fe9d69fdaf6890d810/S1500587_es.pdf?MOD=AJPERES
Haces muchas interrogantes importantes y definitivamente distamos mucho a los avances globales pero debemos continuar y mejor el camino ya arrancado
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